En casa, ¡no!

Por el inigualable Edu Sanjurjo,

Es la primera imagen que se me vino a la cabeza cuando terminó el partido. El orgullo irlandés ante la superioridad neozelandesa. A cara descubierta y apiñados como una manada los irlandeses se enfrentaron a la danza de guerra con la que arrancan los partidos de rugby los neozelandeses. “Que queréis guerra?! Venid!! Os vamos a comer vivos! Aquí estamos! Pero venid! Dejaos de sacar la lengua y venid! No gritéis tanto y venid!!” Qué huevos! 

Me piden desde Stickazo que sea neutral. Si quieren neutralidad que hablen con un suizo!

El único de los dos equipos que sabían qué se estaban jugando era el Cerceda. Me recordó a un combate de boxeo olímpico que enfrentaba a Cuba contra USA. No recuerdo ni la categoría, ni los nombres de los boxeadores. Pero eso es lo de menos. El boxeador cubano sabía que tenía una isla entera pendiente de sus puños. Sabía que era el momento de hacer algo por su país. El americano “solo” luchaba por su gloria. El cubano salió como un tren de mercancías en cuanto sonó el gong de la campana. Forró a ostias al americano como si eso fuese la única razón para haber venido a este mundo. El americano no entendía de que iba todo aquello hasta que se lo explicaron en el descanso del primer asalto. Ya era demasiado tarde. 

El sábado las barbas pobladas pudieron con las perfiladas; las rastas con el pelo engominado; el chándal con las corbatas; los cañitos en el centro del campo pudieron con los stickazos en la cara y en definitiva la pasión y la ilusión por un deporte pudieron con la historia!

El Cerceda sabía que éste no era un partido más. Era el partido de la temporada. Se veía en las miradas de los suplentes; en la presión con la que mordía Grasas el protector bucal; en la tocha de Manti, en las juguetones tuercas de Jose Ramón; en las no-uñas de Copa, hasta Payero estaba nervioso. Y la grada…Hasta hacía calor! Los choripan casi ni repetían y lo que organizó Tito Torres salió bien. Perder era imposible!

Debajo del uniforme oficial del Cerceda me consta que todos los jugadores llevaban las medias del Dominicos (feas con cojones pero ese es otro tema); la camiseta de Sta. María del Mar; de la Compañía de María; del Órdenes; del Borbolla, del Agra, del Cee… De tantos y tantos equipos y generaciones que lamentablemente nunca se sintieron representados por un Club, el Liceo que hace años optó por no ser el equipo de la ciudad y decidió ser un Club sin alma (escribo esto con pena no con rencor).

El partido lo tuvo todo. Lo único que faltó fue ganar de penalti injusto. Es lo único que podría haber mejorado las sensaciones con las que nos volvimos a Coruña. 

Ah una cosa, los irlandeses perdieron ese partido contra Nueva Zelanda y el pundonor cubano no pudo con el buen hacer del americano, pero... ¡oh!, los leones del Cerceda se pulieron al Liceo y la historia se reconcilió consigo misma.

“Era realmente una construcción magnifica, y a Yossarian le invadía una enorme sensación de plenitud cada vez que lo miraba y pensaba que él no había contribuido en lo más mínimo a su realización” Joseph Heller “Trampa 22”

Un fuerte stickazo!!!

P.D. Gracias, como no, a Luis Miguel Velasco Hevia por su impresionante reportaje. Ya nos hemos tomado la libertad...