Papá, ¿por qué somos del Atleti? Por Nuria Novoa

¡Esto es increíble! ¡Por fin este blog tiene una escritora! Mira que nos ha costado trabajo y tiempo para que una chica nos escriba algo en Stickazo. Pero lo mejor, como no somos nada sexistas, no es el hecho de que quien escriba sea un chico o una chica. Lo más increíble, lo que más nos ha emocionado y fascinado es que ha sido por iniciativa propia, nos llega un mail y.... ¡sorpresa, sorpresa!

Nuria nos manda esta "reflexión" sobre lo que supone el hockey para ella y para muchos practicantes o aficionados a este espectacular deporte. Hay que apuntar que el artículo está redactado por Nuria antes del verano y lo hemos querido dejar tal y como nos lo ha enviado, al igual que todos los que nos mandan.

Muchas gracias por la iniciativa que has tenido, muchas gracias por la interesante reflexión que haces en el artículo, pero sobre todo muchas gracias por rectificar. Sabes a que nos referimos...

Papá, ¿por qué somos del Atleti? 

Me imagino a hijos, en un futuro, preguntándome lo mismo: ¿Mamá, porque jugabas al hockey? Y entonces, si las cosas no han cambiando (suspiro porque así sea), tendré que pensar bien mis palabras y como justificarlas. Porque a día de hoy, a las puertas de nuestra tercera Eurocopa de fútbol, Fernando Alonso líder del Mundial de F1, y con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina con la esperanza de traer algunas medallas, los niños, puestos a elegir un deporte, aspiran a ser ídolos de masas. Los niños quieren ser lo que ven. Y ven a multitudes ensimismadas frente a una pantalla gritando las victorias, ven balones de oro e importantes retribuciones, imaginan su nombre en las camisetas que orgullosos visten los aficionados, ven estadios llenos hasta la bandera para unas horas y mil ojos pendientes de tan solo unos pocos afortunados que han llegado a la cima del deporte.

Pero lo que no están acostumbrados a ver, en primera persona o en medios de comunicación, es que los pabellones también se llenan, para ver campeonatos de pequeños y mayores, y también pasa en el hockey. Confirmando mi teoría de los deportes mediáticamente abandonados, al menos una vez al año, el hockey está de celebración, porque señores, en esto, España es la mejor. Con campeonatos de Europa, del Mundo, de niños, de hombres, de mujeres, que no se dan contado con dedos de manos y pies, año tras año seguimos sumando, y seguimos en la sombra. El día después, un pequeño titular con dos párrafos parecen suficientes para dar a conocer tal hazaña, y sin embargo, a día de hoy, seguimos cantando que somos, y fuimos, Campeones del Mundo de futbol, dos años a. 

“Te lo dije”, es lo más común, cuando a los telediarios se les puede aplaudir si tan siquiera se acuerdan de mencionarlo, y los periódicos hacen eco aunque sea días más tarde, o los resúmenes de cada fin de año de la grandeza del deporte español, incluyen un suspiro de hockey sobre patines. 

En un año tan deportivo como este, después de Eurocopa y Olimpiadas, poca esperanza me queda para mi deporte, que en Septiembre defenderá su Campeonato de Europa Absoluto, aquí al lado, en Portugal. Puede que volvamos con medalla, pero con muy pocos titulares que impulsen a los niños a empezar el curso apuntándose a un deporte tan gratificante. 

Porque como todos, lo que le das, te lo devuelve en un futuro. Aunque solo sea por la conciencia del trabajo en equipo, que hoy puedo mencionar sonriente en mis entrevistas de trabajo. 

A mi hijo, le contaría, orgullosa, que cuando yo tenía 18 años, vi como España ganaba su primer Mundial de Fútbol, pero que mis ídolos, que también defendía el rojo y el escudo en el pecho, ya arrastraban muchas medallas y títulos, e iban sobre patines.