lunes, 14 de enero de 2013

¿Por qué era tan bueno Pepe Barreiro?, por Jaime Piñeyro

Hay personas que es imposible que le caigan mal a nadie y hay jugadores que es imposible que no le gusten a alguien. Luego está Pepito Barreiro que reúne ambas condiciones. No creo que haya ningún jugador compañero o rival de Pepe desde prebenjamines a Ok Liga que pueda decir algo malo de él, igual que no creo que no haya jugador, entrenador o aficionado al hockey patines que no lo quisiera en su equipo... su retirada al final de la temporada pasada fue una malísima noticia para el hockey porque no sobran en Galicia jugadores como él, pero en Stickazo todavía mantenemos la esperanza en que reconsidere su decisión… 

Pepe siempre fue y jugó igual, le daba igual enfrentarse al Obradoiro en benjamines que al Reus en Ok Liga. Él se tomaba un buen vaso de leche, ponía su mejor sonrisa, metía el turbo y al carallo!!! Algunos dicen que tenía una empanada considerable, sus compañeros se cachondeaban de él, si jugaban en Vilaseca le decían “oye Pepe son buenos estos del Sant Feliu, no??” Pepe se encogía de hombros, te dedicaba una sonrisa, salía a la pista y se fundía a quien se pusiese por delante. O si iban a jugar contra Marc Coy que llevaba ciento y pico goles, toda la semana trabajando para tratar de pararlo, todo el mundo pendiente de la estrella rival, todos lo conocían, y el entrenador antes de empezar el partido decía “Pepe coges tu a Marc Coy” y ante la mirada despistada de nuestro protagonista pensando quien carallo sería el tal Marc Coy el míster puntalizaba “Pepe, el gordito rubio que juega con el 7”. Ahora sí, pitido inicial y Marc Coy o el que fuese que se diese por fodido porque no iba a tocar bola.

No es que fuese un empanado, que también, simplemente no le importaba el rival ni la categoría porque Pepe siempre jugaba bien, y contra mejor fuese el rival mejor jugaba él, esa era mayor virtud, más que su impresionante velocidad, su inteligencia, su creatividad, su gol, su esfuerzo, su defensa,…sin duda lo mejor de Pepe es que siempre jugaba bien. Era y es sin duda un jugador de Ok Liga como ya demostró en muchas ocasiones, y los que no lo quisieron aprovechar se lo pierden… 

Ahora Jaime Piñeyro “El Dandy”, tantas veces rival en categorías inferiores, luego compañero en el C.P Cerceda, además gran amigo y compinche de fatigas en la noche coruñesa, y por lo tanto gran conocedor de Pepe desde diferentes perspectivas, nos trae un nuevo episodio del “Por qué era tan bueno…” de cómo nos dice Piñe, un gran jugador y mejor persona. Muchas gracias a los dos y un fuerte stickazo!!!



Hockey, calidad, saber estar, compañerismo, magia, ilusión, regate, personalidad, samba, sentido del humor, velocidad, generosidad, versatilidad, defensa, ataque, definición, ...son sólo algunas de las palabras con las que podríamos definir a Pepe Barreiro. Sí, el mismo que jugó en División de Honor en tres equipos, el mismo que convenció a José Querido para disputar muchos partidos en un Liceo plagado de estrellas, el mismo del que todo el mundo habla maravillas y el mismo que llegó a sacar de quicio al mismísimo Jordi Adroher. 


Gallego de pura cepa se formó en el Santa María del Mar de La Coruña, magnífica cantera del hockey coruñés. Fue allí donde empezó a jugar con sus amigos Miguel Carballo, Yago Solla, Miguel Perille y donde formó, junto a Jacobo Mantiñán, una de las parejas atacantes más letales que se recuerdan en las pistas coruñesas. 

Su sobrada calidad pronto le pidió otros retos. Fue en junior cuando recaló en el Liceo, donde, junto a Mateo Bonilla , Peli, José Ramón y Tito Torres entre otros, se quedaron a las puertas de ganar el campeonato de España. 

Al acabar el colegio, se fue a estudiar a Madrid, y su mejor equipo, el Alcobendas, llamó a su puerta. Allí volvió a acariciar el ansiado campeonato nacional, pero se le volvió a escapar. Esta vez frente al todopoderoso FCBarcelona, en un final con mucha polémica. Mientras que, incomprensiblemente, no recibía ninguna llamada procedente del CAR de Sant Cugat para integrarse en la selección nacional, él seguía a lo suyo jugando en División de Honor junto a grandes jugadores de la talla de Carlos Cortijo, Osvaldo Raed o José Ramón; pero de éste no hablaremos hoy, pues necesita también un capítulo aparte. 

Fue a la conclusión de la carrera cuando, rechazando una importante oferta de renovación, decidió retornar a su ciudad natal. Y volvió a donde lo había dejado, al Liceo. Esta vez para jugar en Primera Nacional, en un equipo muy joven pero con mucha proyección, en donde aparte de conseguir el ascenso a la OK Liga, ayudaba al primer equipo cuando era requerido por José Querido. 

Ya con el Cerceda en la OK Liga disfrutamos de su mejor versión, como siempre, cuanto mayor era el nivel de exigencia, más nivel ofrecía. Aunque, desgraciadamente eso no fue suficiente para que el equipo permaneciese en la máxima categoría. 


En este año sabático que se ha tomado, Pepe seguirá deleitando en otros campos como el golf, la pesca y la ortodoncia, y enseñando a patinar a su sobrino recién nacido Jaime. 

Así que, señoras y señores, no se preocupen porque tenemos SAMBA para rato.


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