domingo, 3 de febrero de 2013

¿Por qué era tan bueno Alejandro Avecilla?, por Edu Sanjurjo

Cuando comenzábamos esta sección teníamos un jugador entre ceja y ceja el que para nosotros es el mejor jugador coruñés de todos los tiempos, al que quizás tan sólo Josep Lamas le aguante la comparación, nos referimos al gran Alejandro Avecilla. 


 Alejandro, el pequeño de los hermanos Avecilla –Fernando sin duda se merece también su particular homenaje- pulió su talento en la ya por entonces envejecida pista de La Catedral y pronto pasó a formar parte del primer equipo del Dominicos a final de los años 80 y principios de los 90, época gloriosa tanto del club de la Ciudad Vieja como del hockey coruñés con aquellos míticos y añorados derbis en división de honor…

Tras unos primeros años en el Domi fichó por el Liceo donde nunca llegó a encajar pese a su tremenda calidad y a cuajar grandes actuaciones, por aquel entonces la rivalidad entre ambos clubes era tremenda y nunca fue santo de la devoción de la afición verdiblanca que parecía no perdonarle su origen. De vuelta a Dominicos formo parte junto a Juan Yañez, Beni, su hermano Fernando, Copa y el mítico Celso –entre otros- de aquel histórico equipo que se proclamó campeón de la Copa del Rey en 1990. Luego hizo carrera en el Reus donde acabo por fijar su residencia y donde disfrutaron tantos años de sus goles y su calidad. El trato con el que era recibido cada vez que jugaba en el Palacio es uno de los grandes “debes” de la afición verdiblanca que ni como jugador propio, ni como rival, supo tratar como merecía. 

Alejandro Avecilla era un jugador con una técnica estratosférica, y además un enorme goleador, su gran mérito fue jugar con ese estilo en una época donde las reglas del hockey eran otras y los jugadores de su talento eran “cazados” sin piedad en cada pista en la que jugaba, sin embargo para cazarlo primero había que pillarlo y cuando el “carnicero” de turno levantaba furioso su stick, Alejandro ya se le había enseñado por aquí, llevado por allá, engañado al portero y la bola se encontraba dentro de la portería rival. 

Ahora en Stickazo tenemos la gran suerte de habernos topado con uno de los que fue su pupilos en Santa Mª del Mar que a través de su particular y mordaz estilo una visión mucho más desconocida de Alejandro Avecilla que ha Stickazo nos ha sorprendido y nos ha encantado a partes iguales. Conocíamos al jugador y ahora conocemos a la persona y maestro. Muchas gracias Edu y Alejandro.

Épica final de Copa del Rey 1989 - 1990, Dominicos - Reus, gracias a HockeyGlobal.net.

Cada vez que me preguntan si ha habido algún profesor que me haya dejado huella siempre contesto lo mismo: Alejandro Avecilla, mi entrenador de hockey. 

Tampoco es que me lo pregunten a diario pero cuando surge el tema siempre tengo la respuesta preparada. Alejandro Avecilla mi entrenador de hockey. 

Alejandro me enseñó muchas cosas pero las dos más importantes han guiado mi camino no solo en el hockey sino que en mi día a día. 


La primera es que cuando tienes que ir a la valla a luchar una bola más te vale ir con todo, la boca cerrada y con los huevos pegados al culo como un león del Serengueti (yo además levantaba un poquito el codo aunque eso lo aprendí solito. Avecilla no tuvo la culpa). Si no la luchas olvídate de conseguir la bola (cambiad “bola” por lo que queráis y la lección sigue siendo válida). 

La segunda lección es que cuando tienes una oportunidad tienes que aprovecharla y hacerlo sencillo. Delante del portero gancho y arriba “y déjaos de leches”. Esta lección la intento seguir a rajatabla. Primero porque me parece muy sensata y segundo porque aunque tengo una vanidad a prueba de bombas reconozco que nunca fui ni un Martinazzo ni un Avecilla que se pudiese permitir florituras delante de ningún portero. 

Además de Avecilla tuve otros entrenadores: Ferrito y Cancela. También aprendimos muchas cosas de ellos. De del gran Ferrito aprendí que se puede entrenar a unos chavales y ligar con las madres de los prebenjamines al mismo tiempo (algunas estaban tremendas); y de Cancela aprendí a vivir con pasión el hockey. 

Éramos un equipo de camándulas. Yo el que menos y no lo digo orgulloso sino más bien con pesar. Avecilla era un líder para todos (le pegaba mil vueltas a Guardiola aunque el chándal del Dominicos Tojadermo con el que venía a entrenar era penoso!). Lo admirábamos y respetábamos. Además, de él dependía que pudiésemos hacer lo que más nos gustaba que era jugar al hockey. Si supendías, a dar vueltas a la pista (ojo a la pista de atletismo Sta María!); si llegabas tarde al entrenamiento a dar vueltas a la pista; si te echaban del colegio a dar vueltas a la pista; si le pegabas a un cura, a dar vueltas a la pista (ya os digo que éramos bastante peixes). El caso es aunque dimos bastantes vueltas a la pista, el miedo a no entrenar salvó a muchos curas de llevarse un balonazo por la espalda… 

Nuestro equipo coincidió generacionalmente con Josep, Josama, Manuel Togores, Louro,… Gente que ha vivido o vive del hockey. Teniendo en cuenta lo que es el hockey eso ya lo dice todo. Recuerdo una vez que les ganamos al Liceo que acaba de ser Campeón de España. Debíamos de tener 12 años (creo). Era en un torneo en Sta María. Había dos grupos. En el nuestro estaba el Liceo. En la fase previa nos vapuleó 12-0. Al terminar el partido Avecilla nos dijo que si llegábamos a la final les íbamos a ganar. Aunque ya dije que lo respetábamos a alguno le dio la risa y cuando Avecilla se dio la vuelta todos nos miramos como quien acaba de escuchar a un loco. 



El caso es que llegamos a la final (no éramos tan malos). Nos cerramos en cuadro. Lo delanteros en el borde del área. Nos forraron a bolazos y nosotros los forramos a stickazos. Manu Regueiro (el mejor portero del mundo) hizo un partizado. Los 5 que metimos fueron a contragolpe. Ellos metieron 3 de chorra. Supongo que ellos no se acordarán. Yo tampoco me acuerdo de que nadie me haya ganado nunca. La memoria es así de frágil. El caso es que yo sí me acuerdo de ese partido y sobre todo que ganamos a un equipo que objetivamente era mejor que nosotros única y exclusivamente porque Avecilla creía en nosotros. 

Solo hay una persona que admire tanto como a Avecilla. A mi padre. Pero en este foro de hockey mi padre no pinta nada. Lo único que sabe mi padre de hockey es que con Beginner me llegaba y que ya podía decir misa Fran de Rolling o el mismísimo Avecilla pero no me iba a comprar un World Champion ni de coña! 

Ojalá algún día alguien me admire tanto como yo a ellos. 

Estoy convencido que si Avecilla no se hubiese ido a Reus no se habrían torcido tanto algunos de los renglones del pentagrama del equipo. 

“Si uno quiere algo con desesperación, lo peor que le puede ocurrir es obtenerlo rápidamente”
Jorge Volpi “En busca de Klingsor”

Un fuerte stickazo! 

3 comentarios:

  1. Impresionante el artículo!!
    Impresionante persona Álex. Tengo la foto de mi primer partido enmarcada y allí esta él con un grupo de niños de 6 años, aunque no recuerdo que me entrenase mucas veces más. También tenemos enmaracada la del primer partido de mi hermano como portero, dándole un abrazo a mi hermano que demostraba el cariño que nos tenía. Lo que sí me acuerdo que es que me moría por volver cada verano a su campus en Reus, a los del Santa nos trataba como a sus hijos.
    Por otro lado, doy fe de que ese equipo estaba lleno de camándulas, o por lo menos, eso es lo que se cuenta por el mítico vestuario de Santa María, así que me imagino que disteis vueltas a una pista de atletismo como para preparar un Ironman.

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  2. Como jugador era grande, como persona increible!!
    Menuda suerte la nuestra de haber podido disfrutar de Alejandro y aprendido tantas cosas, porque ante todo fué como un padre para nosotros..
    Disfrutamos del hockey, viajamos a un montón de torneos y nos intentaba llevar por el buen camino a pesar de q éramos una banda de cuidado.
    Sólo puedo dar gracias a un tio tan grande y siento que finalmente su carrera le alejase de La Coruña, porque estoy seguro que los que formábamos ese equipo no habríamos perdido la ilusión y hubiéramos continuado disfrutando a su lado.
    Gracias Edu por hacernos volver al pasado por un momento y gracias Alejandro por esos años, eres enorme!

    Orlando

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  3. Nunca lo vi jugar, pero puedo imaginarme la calidad que tendría como jugador,tengo la suerte que cada martes y miércoles cenamos juntos en su Restaurant Casa Alejandro en Reus. Siempre le estoy preguntando cosas sobre su carrera, sus mejores partidos... Sólo puedo decir que es un grande, una excelente persona. Puedo disfrutar también de un stick con el que jugó y tenerlo dedicado. Una lástima que el mundo del hockey

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