miércoles, 20 de febrero de 2013

Del fracaso al éxito, un paso: el equipo, por Hugo García

Hace ya algunas semanas, mi primo Alberto que conoce de primera mano los entresijos del deporte y es un fiel de la hinchada blanquiazul, me preguntaba, en referencia a lo que escribían y escribíamos en Stickazo, sobre cuál era la clave del éxito de un Coinasa Liceo, que pese a perder año tras años a algunos de sus mejores jugadores, seguía manteniendo a raya, dentro de lo posible, al todopoderoso Barcelona y demás recua catalana. ¡Ojala su homólogo en el deporte rey de la ciudad coruñesa, pudiera decir lo mismo tras esplendidos años plantando cara a Barcelona o Real Madrid!¡Que tempos aqueles! 
 

Quizás esa sea una pregunta para Carlos Gil o quizás para los Lamas o Bargalló que llevan años en Coruña luchando por sumar una nueva OK Liga a la vitrinas liceístas y que incluso han conseguido “robar” un par de Copas de Europa al “dream team” barcelonés. Pero claro, son tan buenos, que como decía el entrenador Bill Shankly:”Si estás en el área de penalty y no sabes que hacer con la pelota, métela en la red y ya discutiremos las alternativas más tarde.” 

A lo largo de los años he tenido la suerte de disfrutar y formar parte, en la que considero mi casa, el H.C Borbolla, de equipos regulares, buenos o “apañados” (yo tampoco contribuía mucho a mejorarlos, que le vamos a hacer); pero creo que si puedo decir que desde mis últimas temporadas como juvenil o junior, y antes de la llegada al equipo que ascendió a primera (donde todo adquirió un aspecto más serio y más trabajado), la aparición de los Isma, Fiz o Dani Alvárez entre otros, dió un tono muy distendido a aquellos equipos y por lo tanto a aquellos años; De mucho antes salen amistades que quedarán toda la vida, muchas que me acompañan deportivamente y otras que siguen sus propios caminos, pero en definitiva todo ello hacía de aquellos jugadores un verdadero equipo; o quizás algo más. De ahí salieron grandes momentos, grandes cenas, grandes amigos y que les voy a contar, ¡aún encima hasta ganábamos partidos! Tantos, que de ahí surgieron alguna Liga Norte y una fase de ascenso. Pues no está nada mal a mi parecer. 

¿Y todo este rollo para que? Pues para dar una explicación de, en mi opinión, los detalles que marcan la diferencia. Es evidente que equipos buenos que puedan competir por una liga, como pueda ser la gallega hay muchos, en primera ya ni te cuento y la excepción la encontraríamos en la OK Liga que casi todos los años vemos a los mismos implicados por la competición. ¿Que marca la diferencia en pista entre ellos? ¿Que hace que un equipo de “jugones” al puro estilo Real Madrid no funcione? ¿O que un equipo de NO-Galácticos pelee por una liga? Entre otras muchas cosas y factores (motivaciones personales, métodos de trabajo, plantilla de personal coadyuvante al plantel técnico, instalaciones y posibilidades, etc.) una de las más importantes es la química. La buena relación entre jugadores, entre jugadores y entrenador, la confianza de unos en otros, formar parte de un bloque o un equipo en el que te sientas valorado, el saber que el sacrificio de uno va en beneficio de un bloque o ponerte en la piel de un compañero son VITALES para alcanzar la química que lleve a la victoria. 

Pero claro, la realidad, la auténtica realidad, es que es algo difícil de conseguir; donde se ha visto un equipo donde todos tengan una magnifica relación o donde no se discutan día sí, día también (más bien minuto sí, minuto también) la decisión de un entrenador. Que le vamos a hacer, ser entrenador en este país es como ser presidente del gobierno o seleccionador nacional de fútbol: todos llevamos uno dentro pero al final sólo hay uno que manda. 
Parece pues, que la búsqueda de esa química o esa buena onda de equipo es pura utopía; me resisto a creerlo. Buscar debate, discusión o un simple calentón de entrenamiento no quita de esta buena sintonía, más bien al contrario, creo que es necesario; si a nadie le importara no jugar un partido, no ir convocado, que le marquen un gol en una pachanga o que no le piten una falta clarísima dentro del área…¡que levante la voz! Poca sangre, poca implicación, poco afán competitivo, en definitiva, poco le gustaría jugar a este deporte. 

En mis primeros años en el hockey y en los que continuaron hasta junior considero haber tenido dos formaciones, que por otro lado, constantemente sigo recibiendo (de verdad que sigo aprendiendo o intentándolo aunque no se note en las pistas…me voy haciendo mayor): por una parte, la del deporte propiamente dicho, la de aprender a jugar al hockey, tomada de aquellas personas con las que entrenaba, jugaba o perdían 10 minutos de su tiempo a enseñarme a chutar o 1 hora de su tiempo en venir a entrenarme; por otro lado, la puramente humana y de conciencia de las bases del deporte donde le debo mucho a mis primeros entrenadores, en especial a Santi, que me enseñó que por encima de todo siempre debe existir mucha humildad, trabajo, disciplina y respeto por tus compañeros, por tus entrenadores y por tus rivales, en definitiva respecto por las personas. Quizás todo aquello sembró la base de los pensamientos del artículo de hoy, de la conciencia de equipo como diferencia entre el éxito o el fracaso, o más bien la derrota o la victoria. 

En su día, el que por aquel entonces era entrenador de aquel Borbolla senior con el que abrí el artículo, y con el que me separan algunas (o muchas) opiniones sobre este deporte aunque también un grandísimo cariño, me dijo una frase que comparto 100% y que resume sobre manera toda esta parrafada: “prefiero contar con un equipo de 5 jugadores normales que remen en una dirección y que tengan conciencia de equipo, que con un equipo de 5 estrellas que vayan cada uno por su lado y sólo tengan conciencia de si mismos.” 

Un fuerte stickazo!

2 comentarios:

  1. La unión es esencial, trabajar unidos el pilar de un fruto futuro!

    Cada día se aprende algo más, se tenga la edad que se tenga!

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  2. Grande Hugas!! Articulazo!

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