El hockey inglés es otra cosa por Jaime Lobón

El jugador de hockey coruñés Jaime Lobón nos ha escrito un interesantísimo artículo sobre el hockey en Inglaterra. Jaime está últimamente afincado en Madrid por motivos laborales pero es un gran aficionado al hockey. La pasada temporada militó en el Compañía de María realizando una campaña sensacional y clave en la conquista del título. Además entrenó con mucho éxito a los prebenjamines de Santa María del Mar, dónde su filosofía y atención hacia los niños la echan de menos.

El otro día me metí en una discusión en un foro de hockey inglés con un exjugador portugués que lleva mucho tiempo viviendo en Inglaterra.

Se quejaba del bajo nivel que había mostrado su selección (él dice que ya se considera inglés) en el último europeo y en los últimos años. Decía que le daba vergüenza hablar con gente de Portugal y que se mofasen de ellos. Que no están preparados para competir en estas citas internacionales y que algo se estaba haciendo mal. Llegó a decir que allí los habían denominado como “Os Bombos da Festa”, todos interpretamos lo que puede querer decir.

Yo le dije que para hacer ese juicio debería tener en cuenta muchos factores que se desconocen y que eso lo habría dicho un idiota que no tiene ni idea de lo que pasa en la isla. Muchos fueron los que antes de irme hicieron comentarios de este estilo y yo me lo creí. Pensé que el nivel iba a ser lamentable.

Pues tampoco puedo decir ni lo he dicho nunca que el nivel era espectacular, y sé que sigue sin serlo. Sin embargo, al haber estado allí me di cuenta de que había unos cantos jugadores (bastantes) muy aprovechables para otras ligas. Y mi pregunta obvia fue: “Pero si estos son mejores que los de la selección, ¿por qué son otros los que juegan los mundiales y europeos?” Pues muy fácil, cada jugador asume todos los costes que esto supone.

Estáis pensando en un viaje al año al campeonato. Pues no, allí tienen que pagarse viajes para ir a las concentraciones de la selección. Se trata de entrenamientos esporádicos que organiza la federación para ver a jugadores de distintos equipos durante la temporada, teniendo que pagar además por la sesión de entrenamiento. ¿Os imagináis que un jugador juvenil, junior o senior tuviese que costearse un viaje mensual o bimensual a Sant Cugat para que los seleccionadores lo vean? Pues muchos no irían por falta de medios. ¿Qué habría pasado si Jordi Bargalló o Marc Gual fuesen de esos que no tienen medios para costearse esos viajes? Habríamos perdido a dos jugadorazos para nuestra selección. A todo esto, hay que dejar claro que ellos no cobran ni un céntimo sino que pagan por jugar. Por lo tanto, los que componen cada año la selección suelen ser chavales jóvenes que aún estudian y a los que sus padres les ayudan con los gastos y aquellos a los que las condiciones laborales, económicas y familiares les permiten asistir.

Soy una persona que se involucra mucho en lo que le gusta y el hockey es lo que más me llena en este mundo. He “perdido” muchas horas de mi vida jugando, viendo y pensando en hockey. Esto hay poca gente que lo entienda (algunos de mis amigos los primeros aunque siempre me apoyen).

Pues el día que decidí irme a vivir un año a Manchester, decidí involucrarme en su hockey. Jugaba con el equipo de Premier League, entrenaba a las categorías inferiores y pasaba mucho tiempo con la gente de hockey en Inglaterra. Por eso considero que estoy al tanto de lo que allí pasa.

Primero decir que ellos fueron los inventores del hockey, concretamente en la ciudad de Northampton. Pero digamos que lo han dejado un poco de lado hasta quedar, no en un segundo, sino en un último plano dentro del ranking de deportes más practicados o seguidos. Para que nos hagamos una idea yo siempre digo que el caso del hockey es el opuesto al del rugby, ya que el rugby es una potencia en Gran Bretaña y España es aún muy amateur.

Fueron muchas cosas las que me fueron llamando la atención durante ese año.

Me llamó la atención que el club estaba sostenido por el que fue mi padre adoptivo allí, Paul Colton, ayudado por varios familiares de jugadores Graham, Bruno Sosa o Heather Lawler, entre otros. Ellos remodelan el pabellón (lo pintan, le cambian el techo…), organizan cursos de patinaje o cumpleaños en el pabellón para conseguir dinero para el club, etc. Me llamó la atención que había muchísima gente que se suponía que jugaba en mi equipo (muchos aparecieron 1 ó 2 veces en todo el año, pero se consideraban jugadores de hockey). Me sorprendió, para bien, el nivel de la liga, ya que había varios equipos que practicaban un hockey físico y vistoso, muy ofensivo aunque de poca posesión de la bola. Pero lo que más me sorprendió fue mi equipo.

(Partido entre Letchworth y Manchester)

Manchester es una ciudad de mucho ambiente universitario y mucho estudiante Erasmus. Por ello, el equipo se nutre de muchos españoles, portugueses e italianos, lo que no está muy bien visto en el resto de equipos, pues consideran que no tiene mérito.

Cuando yo estuve allí tenía un compañero francés y otro compañero de Saint Hipolit de Voltregá. Luego se incorporó un portero suizo. El quinteto inicial lo completaba un jugador de Manchester, muy bueno, por cierto, pero muy vago y poco constante, que se dedicaba semi profesionalmente a los dardos. En los entrenamientos solíamos estar todos los foreigners, y luego íbamos completando con chavales y alguno de los compañeros que venían esporádicamente. Entre los tres y otro compañero inglés que sí estaba involucrado decidimos que íbamos a tomárnoslo lo más en serio posible y que trataríamos de hacer entrenamientos lo más completos que pudiésemos. Se podría decir que los cuatro éramos los entrenadores del equipo, ya que Paul (el que lleva todo el club), que era quien manejaba los partidos desde el banquillo, siempre tenía cosas que hacer por ahí y le echábamos una mano entre los cuatro.

Muchas veces comentamos que nos sorprendía que los que estábamos tirando un poco del carro éramos los extranjeros, que tarde o temprano nos iríamos de allí y los ingleses, que se quedarían, tendrían que ser los que asumiesen ese papel. El día en que Paul nos dijo que iba a empezar a pintar el pabellón, los cuatro, sin pensarlo, le dijimos que le ayudaríamos. Quedamos a las 8 de la tarde en el pabellón y empezamos a organizarnos y a pintar. Cuando se hizo tarde, le dijimos que se fuese a casa que ya había currado  mucho y estaba cansado (Paul es un tío mayor y que ha pasado alguna enfermedad). Nos quedamos allí acabando hasta las mil de la madrugada y en esa misma pista con el rodillo en la mano estuvimos hablando de lo raro que era que sólo estuviésemos nosotros allí. Llegamos a la conclusión de que nosotros veníamos de lugares en los que el hockey es otra cosa.

Ellos no necesitan ir a entrenar, se lo toman como algo que hacer algún día; no tienen sentimiento de club, ni de compromiso por un club; no tienen ese malestar cuando pierden, pues al no estar tan involucrados se olvidan al momento; no se preocupan de revisar las ruedas antes de los partidos, porque directamente, pasan; no se duchaban en el vestuario sino que se iban a duchar a sus casas, no hacían piña.

En cambio, de donde nosotros veníamos sí había ese grado de compromiso con el grupo. Si te comprometes a ir a entrenar, no puedes fallar a tus compañeros a última hora si no es por una causa justificada; tratas de hacer piña yéndote a tomar unas cañas después de algún partido o entrenamiento. Cuando empezamos a hacer esto, ellos solían escaquearse bastante, así que los tres extranjeros y Pete (aquel inglés que sí se involucraba) hicimos una pandilla que hoy en día sigue activa semanalmente. Porque eso es lo que te da el deporte y por eso el hockey me ha enganchado de esta manera. Lo vivimos de forma distinta.

El caso es que cuando íbamos a jugar por ahí nos encontrábamos equipos bien trabajados, en buen estado de forma y que trataban de hacer movimientos y hacer rodar la bola. Equipos como el Middlesbrough, Herne Bay United, Bury o Grimsby me dejaron sorprendido. Tanto el Boro como el Herne Bay hacían un hockey combinativo y muy basado en el físico, pues los dos equipos se componían de jugadores muy fuertes. En cada uno de esos equipos había un par de jugadores a los que se les veían maneras. Ahí es donde yo me di cuenta de que había buena materia prima. El problema es que en la Premier League hay un extremo y otro (equipos que no entrenan y se dedican más a dar palos que a jugar al hockey), por lo que impide a los buenos equipos seguir evolucionando y de esa manera se estancan. Rara vez encuentras un equipo que reciba ayudas de instituciones o sponsors y eso no ayuda al desarrollo del deporte. La Premier League está compuesta por unos diez equipos (dependiendo del año se inscriben más o menos). No hay ascensos ni descensos sino que se inscribe todo el que puede asumir los costes de los desplazamientos y el tiempo que eso conlleva. No se juega cada fin de semana sino que se juega cada 3 ó 4 semanas en sistema de doble jornada, para aprovechar los viajes. Las pistas son enanas, mucho más pequeñas que la más pequeña en la que habéis jugado, el campo atrás estaba a medio metro del área.

(Partido entre Herne Bay y Middlesbrough)

Volviendo al debate del chat con el exjugador portugués le decía que se notaba que los ingleses podían tener mejor nivel mirando los campeonatos europeos sub-17, pero las condiciones no son buenas. Hace un par de años quedaron terceros y este año quintos, creando problemas a todos los equipos a los que se enfrentaron (incluyendo a España y Portugal). ¿Problema? Estos chavales que a los 17 años son capaces de competir contra España necesitan continuidad. Mientras Marc Juliá está en el primer equipo del Barça, David Torres en el Cerceda de Primera División o Helder Nunes recientemente fichado por el Porto, los que ese año quedaron en tercer lugar se enfrentan a mis colegas de Manchester, que se dedican a jugar a los dardos, juegan con sticks gastados o patines de hace 7 años. Creo que no es lo mismo. Y eso se refleja en el nivel actual de unos y otros. Si estamos hablando de chavales de 18 años con tanta diferencia, imaginaos a los 25 años.

Son cosas que yo viví y por las que puedo asegurar que en Inglaterra hay de todo. Buenos y malos jugadores o equipos. El problema es que no podemos verlo, solamente en verano en el europeo o mundial y ahí no acude la mejor selección de Inglaterra sino la mejor selección posible (la menos mala, vamos). No tienen la tradición, el nivel de competición, nivel de entrenamientos,  instalaciones, ayuda de instituciones o manera de vivirlo que tenemos aquí.

Simplemente el hockey inglés es otra cosa.

Que sirva este artículo de Jaime para invitar a los lectores de stickazo.blogspot.com a participar con sus artículos. Muchas gracias Jaime.